Lugar emblemático
El Parque Genovés, constituye uno de los lugares más emblemáticos, serenos y populares de la Ciudad de Cádiz. Con una extensión de 30.000 m², desde su inauguración en agosto de 1.892 con la actual configuración y hasta el año 2.012 con la construcción del Parque Celestino Mutis, ha sido la zona verde más extensa de la ciudad de Cádiz, siendo en la actualidad el segundo espacio verde más grande de la ciudad y el primero dentro del denso casco histórico.
Descripción
Historia
Conjuntos escultóricos
Descripción
El Parque Genovés fue declarado por la Junta de Andalucía como Bien de Interés Cultural (BOJA 19/3/2004) y se encuentra incluido en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía. Conserva su imagen de Jardín Botánico de estilo romántico del siglo XIX.
El parque tiene una forma aproximadamente trapezoidal, limitando con el Parador Nacional Atlántico por la calle Jesús Caído, con el borde marítimo a través del Paseo de Santa Bárbara, con la Avenida Duque de Nájera en su prolongación denominada Avenida Doctor Gómez Ulla y el Paseo de Carlos III a través de la Plaza Rocío Jurado.
Desde la entrada principal, en la Plaza Rocío Jurado, se da acceso directo a una amplia avenida central, dividida en tres calles por una doble hilera de parterres simétricos, donde destaca la imagen emblemática de las fuentes de piedra ostionera flanquedas por cipreses comunes (Cupressus sempervirens) en las esquinas y cipreses de California (Cupressus macrocarpa ) en el centro, todos con formas redondeadas típicas de la poda topiaria que se les realiza al estilo inglés. Entre ambas especies se sitúan esbeltos ejemplares de palmeras datileras (Phoenix dactylifera) que configuran en su conjunto el Paseo Central del Parque, con una imagen de gran belleza.
El resto del Parque Genovés se caracteriza por su asimetría, que se manifiesta tanto en la diversidad de formas de sus parterres como en el irregular trazado de sus paseos. Se pueden contar más de 150 especies distintas de árboles, palmeras y arbustos, la mayoría exóticas procedentes de otros continentes que gracias al excepcional “microclima” de la ciudad de Cádiz, se han adaptado a vivir en nuestra ciudad.
Entre todas ellas, caben destacar árboles ornamentales y monumentales, bien por su ejemplaridad en cuanto a su espectacular envergadura, o por su singularidad, como el Drago (Dracaena draco), árbol centenario y muy característico en la ciudad, el Metrosidero (Metrosideros tomentosa), especie proveniente de Nueva Zelanda y que representa uno de los ejemplares más relevantes que existen en Europa, así como las dos variedades de Araucaria presentes en el Parque Genovés (A. excelsa y A. bidwillii), algunos de cuyos ejemplares constituyen los más longevos de este jardín botánico y que pueden alcanzar una altura de 50 metros. Destacan también otros ejemplares presentes, como el ejemplar de Palo Borracho (Chorisia speciosa), los cipreses americanos y diversas especies de palmeras. Es el principal de los jardines históricos de Cádiz.
Uno de los lugares destacados del parque es el estanque con la cascada, por cuyo interior, transcurre una gruta. Además, el Parque Genovés cuenta con una serie de elementos arquitectónicos y escultóricos entre los que destacan el conjunto escultórico ‘Niños bajo el paraguas’, conocida comúnmente en Cádiz como “la fuente de los niños del paragüitas” o las esculturas dedicadas a José Celestino Mutis, a la Duquesa de la Victoria, a José María Pemán, a Félix Rodríguez o a la Batalla de Trafalgar, así como un notable conjunto de mobiliario urbano con verjas, farolas, quiosco al gusto de la época.
En el interior del Parque Genovés se encuentra el Teatro de Verano José María Pemán, actualmente pendiente de que se reanude su nueva construcción.
Historia
El jardín del Parque Genovés data de finales del siglo XVIII, cuando se transforma y mejora el entonces conocido popularmente como «Paseo del Perejil«, lugar de esparcimiento de los gaditanos de aquella época, con un trazado pobre, modesto y de escasa vegetación, ubicado entre los cuarteles del Camposanto y de la Bomba y una muralla que limitaba con el mar. Esta zona permaneció al margen de la expansión urbana experimentada por la ciudad a lo largo del siglo XVIII, por estar sometida a servidumbre militar.
Sin embargo, con el paso del tiempo se fueron acometiendo diversas remodelaciones que aumentaron su belleza y la variedad de sus especies de manera considerable.
Así, con la demolición del Cuartel de la Columela a mediados del siglo XIX, se lleva a cabo una de las transformaciones más destacadas. Se crea un amplio paseo arbolado, que desembocaba en un jardín situado en el antiguo solar del cuartel, el cual acoge frondosos árboles, casi todos traídos de ultramar, destacando los cipreses americanos.
El Parque Genovés se conoce entonces como Paseo de las Delicias y se convierte en un frondoso jardín. En 1869, “ a causa de lo espacioso y bien urbanizado del parque”, se traslada al mismo la celebración anual de la Velada de Nuestra Señora de los Ángeles (Velada del Corpus), que hasta entonces tenía lugar en la Plaza de Isabel II y la Calle de la Aduana (antiguas Pescaderías), durante la primera quincena del mes de agosto.
En el paseo de las Delicias, situado orilla del mar al Oeste de la ciudad, se levanta una extensa galería, dividida en gran número de compartimientos o casillas, que el Ayuntamiento adjudica á las autoridades, corporaciones, casinos, círculos y familias particulares. La línea de aquella se encuentra interrumpida en su parte media por un gracioso templete de estilo árabe terminado por una esbelta cúpula. El adorno y mueblaje de cada uno de estos compartimientos presenta una exquisita variedad, rivalizando todos en lujo y en buen gusto. Arañas de cristal, candelabros, caprichosos jarrones, alfombras, espejos, pianos, divanes, nada falta allí, mientras que de las líneas exteriores y superior de la galería penden centenares de farolillos venecianos , ó sirven de arranque á graciosas llámulas.
Frente al ingreso por la plaza de Méndez Núñez ha erigido la sociedad del Casino gaditano su magnifica tienda, modelo de elegancia y de buen gusto, y que es el punto de reunión más favorecido de las elegantes damas y lindas jóvenes.
Algo mas allá de la galería principal de que hemos hablado, se ha levantado otra para el pueblo, donde éste se entrega á sus preferidos solaces, y en el que al son de los palillos y de la guitarra, se dejan oír entre las palmadas del jaleo los cantares de la tierra. Por ambos lados de la línea general de las casillas corren dos calles con millares de asientos para el público, una de estas calles da espalda al jardín, brillantemente iluminado por faroles venecianos y vasos de colores. Al extremo de este trozo se ha formado una linda placeta, en cuyo centro se levanta un merendero, y en él una estatua de Flora rodeada de sus atributos. Una de las alas laterales de esta placeta se ha destinado para la rifa que la Sociedad de Damas ha promovido para objetos benéficos. El ala frontera encierra un restaurant. Multitud de estos mismos, así como de neverías, de cafés cantantes y otros establecimientos análogos ocupan la primera mitad del local de la Velada, y en el resto de él van colocados los puestos de turrón, dulces, avellanas, buñuelos y barquillos.
El golpe de vista que presenta la Velada en las apacibles noches propias de la estación, es indescriptible. Siete mil luces la rodean, sin contar los centenares de ellas que arden en las casillas y en las tiendas. Allí se baila al compás de los pianos o de las cinco bandas de música colocadas en tablados construidos al efecto: allí las familias amigas se reúnen para departir agradablemente y para gozar de los encantos de aquel bello panorama. La animación es allí maravillosa. Miles y miles de personas van y vienen, obstruyen las calles del paseo, cantan, ríen, bailan, comen y beben, sin que en esta apiñada multitud, compuesta de todas las clases de la sociedad, se promueva nunca la más insignificante reyerta ni el más pequeño disturbio. Allí la policía está completamente ociosa.
Otros alicientes han contribuido además á dar mayor interés a la Velada, como ejercicios acrobáticos por las tardes, fuegos artificiales, luces de Bengala y elevación de globos. Los días festivos por la mañana se corrían cintas y se disponían cucañas de varias especies. Tal ha sido la Velada de Cádiz en el verano presente. Ella, en todos sus pormenores y accidentes, ha correspondido á la fama de cultura y de buen gusto de que goza aquella bellísima ciudad.
Francisco Flores Arenas
Pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando, de la mano del entonces Alcalde de la ciudad Eduardo Genovés, se realiza la ampliación y remodelación definitiva del Parque con el diseño que actualmente conocemos, consolidando su aspecto romántico y el trazado que aún presenta. Así, en el año 1892, durante su última etapa al frente del Ayuntamiento, Eduardo Genovés y Puig, Alcalde, Presidente de la Diputación y Senador del Reino, acometió la reforma del paseo de las Delicias, reforma que había iniciado el Alcalde Juan Valverde, de cuya política y proyectos era fiel seguidor.
Para ello, se lleva a cabo un nuevo diseño, tomando como base el antiguo jardín, pero realizando una ampliación con el “Bosque del Ejército”, del que se encarga el jardinero catalán Ramón Oliva Bogunyá, Director de los Jardines Públicos de la Ciudad de Barcelona, el cual, aunque ejerció este cargo en Barcelona, trabajó en todo el estado español y fue nombrado, entre otros cargos, Director del Parque Genovés en Cádiz y Director de Jardines y Tierras de Cultivo de la Casa Real. Bajo su dirección se llevaron a cabo proyectos tan destacados como el Parque de la Ciutadella de Barcelona, los Jardines del Palacio Robert en Paseo de Gracia o la mejora de los Jardines del Campo del Moro en Madrid.
Eduardo Genovés. |
Ramón Oliva. |
Oliva y sus colaboradores idean un parque más grande, de planta asimétrica, con hermosos y espaciosos jardines que incluyen una amplia variedad de especies botánicas procedentes de todos los continentes, algunas de ellas de gran rareza y espectacularidad, fuentes, una cascada con lago, un salón de té e incluso un teatro de verano, cuya estructura metálica fue obra de Gustave Eiffel.
Entrada Plaza Rocío Jurado. |
Paseo Central. |
La cascada. |
El lago. |
En los años 30 esta estructura fue destinada a albergar el mercado de la Merced, en la plaza del mismo nombre y conocida por los gaditanos como «Del Piojito», debido al mercadillo que comenzó a situarse allí en las afueras del edificio que albergaba al mercado de abastos. Dicha estructura se ha sometido recientemente a una restauración y sigue integrada en lo que actualmente es el Centro Municipal de Arte Flamenco.
Estructura del antiguo teatro del Parque Genovés en el Centro de Arte Flamenco La Merced. |
En 1942 se abre un rústico merendero con orquesta junto a la rosaleda del Parque Genovés, de propiedad municipal, justo donde luego se levantará el Teatro José María Pemán. Es el Cortijo Los Rosales, célebre sala de fiestas gaditana que ofrecía actuaciones nocturnas durante el verano y que estuvo en candelero hasta el año 1970, fecha en que cerró sus puertas.
Cortijo Los Rosales. |
Posteriormente se construyó en su lugar otro teatro de verano, que recibió el nombre de José María Pemán, en honor al famoso escritor, periodista, dramaturgo y poeta gaditano, quien tras ofrecer durante años grandes espectáculos en las noches de verano, es derruido temporalmente para construir un teatro más moderno y cuyas obras aún se encuentran en ejecución.
Conjuntos escultóricos
Entre los conjuntos escultóricos del Parque Genovés, encontramos la fuente “Niños bajo el paraguas”, donada por la ilustre gaditana y benefactora Familia Aramburu a comienzos del siglo XX y que antes de estar en el Parque Genovés se encontraba en el patio principal de la casa palacio familiar en la Plaza de San Antonio, hasta que en 1907, los propietarios realizan unas obras para adaptar la casa al gusto modernista de la época como regalo de bodas para una sobrina que iba a vivir en la casa. En su lugar se construyó la escalera de mármol que actualmente se puede ver en el edificio.
La fuente fue adquirida en París en ocasión de un viaje de negocios de la familia Aramburu. Tras su donación a la ciudad, fue instalada en el Parque Genovés, aunque no en su sitio actual sino justo a la puerta de entrada que existe en el Paseo de Santa Bárbara, para pasar en la década de los 60 del pasado siglo al lugar actual.
Esta Fuente de los Niños del Paraguas representa la alegoría de un cuento. Los niños del paraguas del Parque Genovés se llaman Pablo y Virginia, nombres inspirados en la novela del mismo nombre publicada en 1787 y escrita por Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre, la cual narra la historia de Pablo y Virginia, dos amigos de la infancia que se enamoran inocentemente pero terminan muriendo de forma trágica cuando naufraga el barco “Le Saint-Geran” en el que viajaban. Todo ello está basado en un hecho real que sucedió en el año 1744.
Existe en París, en el jardín botánico ‘Jardín des Plantes’, un monumento dedicado a este escritor, en cuya base figuran también nuestros niños, Pablo y Virginia, acompañados por un perro y no por un paraguas, y ya como adultos.
Otro elemento escultórico del Parque Genovés es el dedicado a Columela. Consiste en la estatua, muy deteriorada, sobre pedestal de piedra en el que se observa al personaje con uno de sus tratados en la mano y apoyado sobre el tronco de un árbol.
Lucius Junius Moderatus, de sobrenombre Columela, fue un escritor agronómico y militar romano, nacido en Gades (Cádiz), en el año 4 d.C. De familia acomodada, realiza el cursus honorum con brillantez, llegando a ser tribuno en la Legio VI Ferrata destinada en Siria y el Ponto.
Desde su infancia, Columela fue instruido en el amor por la naturaleza y la agricultura y ganadería. De hecho, su familia poseía tierras en lo que hoy sería Jerez y en la Península Itálica, que Columela heredaría mas tarde. Este amor propició que en sus numerosos viajes por el imperio, Columela fuese recopilando todos los datos y prácticas que veía hasta llegar a Cartago, donde se interesó por los manuscritos de Magón.
Al terminar su servicio militar se asienta en Roma, donde pone en práctica todas las habilidades aprendidas, para después recopilarlas en varias obras. Su obra es considerada el repertorio más amplio y documentado sobre agricultura romana. Comprende 12 libros, publicados sucesivamente, y a los que probablemente precedió otra obra más breve en tres o cuatro libros. Hasta nuestros días, nos ha llegado De arboribus (Libro de los árboles) y De res rusticae (Sobre la Agricultura).
El De arboribus trata sobre cultivos arbustivos como la vid, árboles como el olivo o los frutales, e incluso flores como la violeta o la rosa, en el que da consejos diversos para el cuidado de los mismos.
Su obra De res rusticae, es considerada como el más completo tratado de agricultura y de producción y sanidad animal de la antigüedad, y contiene máximas, y normas, que nos sorprenden dos mil años después de escritas. En él, Columela hace un estudio de la agricultura en general, el laboreo de los campos, la viticultura y arboricultura de frutales, ganadería, avicultura, piscicultura, temas veterinarios, la elaboración de productos y conservas, la invocación y los sacrificios pertinentes para el buen desarrollo del campo, el tratamiento de las tierras, el calendario, incluso hasta el papel de la mujer como colaboradora y parte activa.
Sus conocimientos sobre agronomía tuvieron gran influjo sobre posteriores autores en la materia, como Plinio el Viejo, el tratadista de jardinería y veterinaria Gargilio Marcial, el veterinario Pelagonio y, sobre todo, Paladio.
Amigo íntimo de Séneca, conoció de primera mano a Tiberio, Caligula, Claudio o Nerón. Fue, además, un preciso historiador, un positivo filósofo y un inspirado poeta, como demuestra fehacientemente su obra.
También es de destacar el monumento dedicado al ilustre e insigne gaditano José Celestino Mutis y Bosio, sacerdote, botánico, geógrafo, matemático, médico y que figura entre los más destacados y relevantes iniciadores del conocimiento científico en América y llevó a cabo numerosos estudios de Botánica en el Nuevo Reino de Granada, territorio ocupado hoy por Colombia.
El monumento fue inaugurado en 1.932, por la primera corporación municipal de la IIª República, tal y como se indica en el pedestal del monumento, con motivo del segundo centenario de su nacimiento. Se pensó que el mejor sitio para asentarlo sería precisamente entre plantas, ya que éstas habían sido siempre su pasión. La idea fue aceptada y, por ello, se halla ubicado en un parterre del paseo central del Parque. Consiste en un parco pedestal con su busto, labrado en mármol por el artista gaditano José Gargallo. Debajo del mismo hay una lápida, también marmórea, que simula estar sujeta con cuatro clavos y que dice:
AL GRAN BOTÁNICO GADITANO CELESTINO MUTIS. “Nomen inmortale quod nulla ætas nunquam delebit” (Linneo)* EL PRIMER AYUNTAMIENTO DE LA SEGUNDA REPÚBLICA. 6 ABRIL 1932
Al final del Paseo de las Palmeras, desde el acceso de Avenida de Doctor Gómez Ulla, se encuentra el monumento que España entera dedicó a Excelentísima Señora Doña Carmen Angolotti Mesa, Duquesa de la Victoria. Es el homenaje a esta noble gaditana por su dedicación a la labor de cuidar enfermos y heridos de la guerra del Rif, poniendo en peligro su vida en muchas ocasiones.
El monumento a la Duquesa de la Victoria es un bajorrelieve en piedra, creación del pintor y escultor Julio González Pala. En su primer término, aparece una enfermera de la Cruz Roja Española, cuidando a un soldado herido. Más abajo, figura el siguiente texto:
ESTE MONUMENTO SE INAUGURÓ EL DíA 24 DE NOVIEMBRE DE 1925, POR LA EXCM.ª SR.ª D.ª MARíA WEYLER DE FERNáNDEZ HEREDIA, QUE OSTENTABA LA REPRESENTACIóN DE S. M. LA REINA D.ª VICTORIA EUGENIA, BAJO CUYO ALTO PATROCINIO Y ALENTADOS POR SU AUGUSTO EJEMPLO, REALIZARON SU PIADOSA Y PATRIóTICA OBRA, LOS HOSPITALES DE LA CRUZ ROJA DE TODA ESPAÑA
El segundo cuerpo se encuentra un tanto más alto. En su centro hay una cruz de jaspe rojo de Alicante, con la dedicatoria del monumento:
A LA DUQUESA DE LA VICTORIA, INSIGNE BIENHECHORA DE LOS SOLDADOS HERIDOS Y ENFERMOS POR LA CAMPAÑA DE MARRUECOS. LA NACIóN AGRADECIDA. 1925
Lateralmente lleva un par de grupos: uno de ellos está formado por un oficial de Infantería y un marinero. En el lado contrario un oficial de Regulares y un legionario.
En el pináculo se observa el escudo Real de España, el de la Duquesa de la Victoria y el de las Órdenes Militares.
Otros conjuntos escultóricos que podemos encontrar en el Parque Genovés son los dedicados a José María Pemán, a Santa Rosa de Lima, patrona de los jardineros, al gran naturalista Félix Rodríguez de la Fuente y el dedicado a conmemorar la Batalla de Trafalgar.
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