Árbol del amor. Árbol de Judas

Cercis siliquastrum

Árbol caducifolio de talla pequeña que alcanza normalmente de 4 a 6 m de altura, pero puede llegar hasta los 15 m. Las hojas son simples, alternas, glabras,  redondeadas o cordiformes, de 7 a 12 cm de longitud, con el ápice redondeado, y pecioladas.  Son de color verde claro en el haz y de tono ligeramente glauco (gris-azulado) en el envés. Las flores, de un color morado intenso, púrpura, aparecen antes que las hojas, en marzo-abril, sobre las ramas y también sobre el tronco (caulifloria).

Es nativo de la zona norte del Mediterráneo, desde Francia hasta Oriente Próximo. Introducido en Europa Central, África tropical y Norteamérica.

Se encuentra normalmente en pendientes áridas a lo largo de las riberas de los ríos, preferentemente en terrenos calcáreos, pero puede tolerar los moderadamente ácidos. Resiste el frío, hasta -10 °C pero no las heladas prolongadas. Es resistente a la sequía y no tolera el encharcamiento del suelo.

Un antiguo mito dice que de éste árbol se ahorcó Judas Iscariote después de traicionar a Cristo, y por ello se le da el nombre de árbol de Judas, lo que probablemente sea una corrupción del nombre común en francés «Arbre de Judée» que significa árbol de Judea, refiriéndose a la región donde se da.

Su llegada a Europa tuvo lugar en la época de las cruzadas (año 1200) y su primer destino fue Francia. Desde ese momento su extensión por el continente fue muy rápida.

En la época del Imperio bizantino era uno de los árboles que en mayor número crecían en Constantinopla, en las riberas del Bósforo. Su color morado purpúreo era de la predilección de los emperadores bizantinos, la púrpura era el color imperial, sus vestidos y tocados eran de este color, color de uso exclusivo de la familia imperial bizantina. En la actualidad, en la antigua ciudad de Constantinopla, ahora Estambul, se siguen viendo gran cantidad de estos árboles a lo largo de las riberas del Bósforo, siendo el «Erguvan» (nombre en turco) el árbol que identifica a la ciudad de Estambul

Las flores tienen un agradable gusto picante, y pueden comerse en ensalada mixta, o en buñuelos. En algunas zonas se escabechaban con vinagre los brotes florales.

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