Drago

Dracaena Draco

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Descripción

El nombre latino del género Dracaena proviene del griego Drakaina, que significa hembra de dragón, y el nombre de la especie draco, que significa dragón alude a la resina roja que desprende, llamada sangre de dragón.

Su origen se atribuye como endemismo a la Región Macaronésica que incluye a las Islas Canarias, Cabo Verde y Madeira. Existem otras teorías que sitúan su origen en la India, desde donde se propagó, otras aluden a que representan el último relicto de una paleoflora extendida en el mioceno entre el norte de África y sur de Europa, cuando el Sahara era un bosque de laurisilva. Recientemente se han descubierto dragos en forma natural en lugares inaccesibles del Atlas en Marruecos. Existen especies muy similares al este de África y sur de Arabia.

Citan la presencia de dragos en Cádiz: Adolfo de Castro(1859) de los que, según este relevante historiador gaditano, hicieron mención de su existencia Posidonio (130-50 a.C.), Estrabón (63-21 a.C.), Plinio (23-79 d.C.), Filostrato (170-249 d.C.) en el s. X d. C el médico cordobés Ibn Yulyul del Califato Omeya, en su Tratado Octavo sobre plantas medicinales; Löefling (s. XVIII) en sus cartas a Linneo; Mossén Jacinto Verdaguer (1902) cita las notas del Padre Mariana y San Isidoro en las que lo describen.

La mitología sitúa el nacimiento del primer drago en el punto donde Hércules mató, hundiendo en el fango, a su enemigo el gigante Gerión, con una inmensa clava, tras su traición para apoderarse del reino de Gades.

Este árbol tiene porte arbóreo pudiendo alcanzar una altura de de 15 a 20 metros.

Su tronco es liso en los ejemplares jóvenes, volviéndose grueso y rugoso con la edad que suele ramificar tras la primera floración. Sus hojas lineares puntiagudas, de color verde grisáceo de 50 centímetros de largo y 4 centímetros de ancho formando roseta con un ápice terminal. Posee flores blancas en panículos. El fruto es carnoso, de color naranja de hasta 1,5 centímetros con una semilla dura y esférica. La resina roja, apreciada en la antigüedad por sus propiedades medicinales.

Existen dragos centenarios distribuidos por la ciudad destacando el ejemplar que se encuentra en el interior del Obispado de Cádiz en la calle Hospital de Mujeres así como el emblemático ejemplar del Parque Genovés y otros más jóvenes en Antiguo Gobierno Militar, en la avenida 4 de diciembre y en la calle Felipe Abárzuza.

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