Palmera datilera
Phoenix dactylífera
El nombre dado al género Phoenix, procede del griego, que significa rojo púrpura, fue dado a la palmera datilera por el color del fruto, y el nombre específico, dactylífera, (del griego dactylos, dedo, dátil) y (fero = yo porto), es decir portador de dátiles, por la forma del fruto.
Esta palmera se encuentra ampliamente extendida por toda la región Mediterránea, norte de África y suroeste asiático.
Puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura y de hasta un 1 metro de diámetro de tronco. De un único tronco cubierto que se cubre por los peciolos de las hojas muertas. En su parte superior se localizan el penacho de hojas vivas, que miden de 3 a 6 metros de largas de color gris-verdoso, pinnadas y con foliolos lanceolados, rígidos y algo curvados.
Sus flores son pequeñas blancas y olorosas, aparecen en racimos encerrados en una espata. Sus frutos son dátiles comestibles, de color anaranjado-rojizo, en racimos colgantes.
Los beduinos nómadas dependieron de sus frutos como fuente de alimento junto con la leche del camello y lo propagaron a lo largo de las rutas comerciales en oasis y márgenes de ríos. Es un alimento fundamental para la población del norte de África, Arabia y Persia, desde miles de años, donde es considerado como árbol sagrado. La savia proporciona el lagmi, bebida estimada por los habitantes de los oasis. Las hojas y troncos sirven para la construcción y con sus fibras se confeccionan cuerdas y cestos.
Está muy presente en la cultura egipcia, mesopotámica, griega, romana, y árabe. Los árabes cultivaron en España extensos palmerales.
Es poco exigente en cuanto a suelos, pero agradece el calor y la exposición a pleno sol.
En Cádiz existen múltiples ejemplares entre los que destacan los del Parque Genovés en su paseo central, la plaza de Mina, plaza de Candelaria, plaza de la Catedral, plaza de San Juan de Dios, Avda. del Puerto, Avda. Cayetano del Toro y Parque de los Cinco Continentes.