Phoenix canariensis

Esta palmera adopta el nombre genérico de su pariente la palmera datilera, Phoenix dactylifera, la palabra Phoenix procede del griego Phoenix que significa rojo púrpura,  por el color de sus frutos. Según otros autores la denominan Phoenix porque sus hojas recuerdan las plumas del mitológico ave Fénix, también de color rojo púrpura.

La palmera canaria aparece citada por el filosofo botánico griego Teofrasto, en el siglo III a.C, ya que, probablemente, fueron los fenicios los primeros en dar a conocer estos árboles a los griegos en Fenicia.

El nombre específico indica su origen, ya que esta especie, es un endemismo de las Islas Canarias.

Actualmente se encuentra extendida a otras regiones mediante su cultivo, sobre todo en la región mediterránea y suroeste de Europa.

Se trata de una especie dioica, que presentan los órganos reproductores masculinos y femeninos en ejemplares distintos, siendo las femeninas las que producen los dátiles, mientras que las masculinas no dan frutos.

Es una palmera de un único tronco, grueso y derecho que puede alcanzar hasta los 20 metros de altura y hasta los 90 centímetros de diámetro. Sus hojas son pinnadas formando una densa corona, de color verde claro, miden de 5 a 7 m de longitud con espinas en la base.

Las inflorescencias son muy ramificadas con flores amarillas en racimos. Sus frutos son de forma globosa-ovoides de color naranja fuerte a rojizo, de 2 centímetros de longitud, se presentan en racimos colgantes en las palmeras femeninas, son poco carnosos y no comestibles.

Se reproduce por semilla con facilidad germinando a los 3-4 meses.

La palmera canaria es muy ornamental. Se adapta con facilidad, tolerando la proximidad del mar y todo tipo de suelos, aunque crece mejor en suelos arenosos.

Es muy utilizada por su monumentalidad en  parques y alineaciones en paseos. Pueden vivir más de un siglo. En Canarias se obtiene, de la savia, la miel de palma.

Pueden verse ejemplares de gran valor en Cádiz en los jardines del Parque Genovés, Plaza de Mina, Plaza de Candelaria, Plaza de España, Paseo de Carlos III, Plaza de las Tortugas, Plaza de Asdrúbal, Parque de Varela, Parque de los Cinco Continentes.

Las poblaciones de esta especie en la región Mediterránea han sido mermadas en los últimos años por el escarabajo rojo, insecto de origen asiático con gran capacidad para devorar estas palmeras hasta provocar su muerte. Este insecto fue introducido en España debido a la importación de palmeras ornamentales infestadas por este insecto desde el Norte de África.